LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO: LECCIONES DE MISERICORDIA

En respuesta a una pregunta sobre quién es nuestro prójimo, Jesús contó la parábola del Buen Samaritano, una historia atemporal que nos enseña el significado profundo de la misericordia y el amor al prójimo.

La parábola del Buen Samaritano es uno de los relatos más conocidos y queridos en el Evangelio. A través de esta historia, Jesús nos revela el corazón de la misericordia y nos desafía a amar a nuestro prójimo de manera genuina. En este artículo, exploraremos la parábola del Buen Samaritano desde la perspectiva de la Iglesia Católica, basándonos en el magisterio de la Iglesia y las enseñanzas de los santos.

 

EL CONTEXTO DE LA PARÁBOLA

 

La parábola del Buen Samaritano se encuentra en el Evangelio de Lucas, en el capítulo 10, versículos del 25 al 37. Un experto en la ley se acerca a Jesús y le pregunta cómo heredar la vida eterna. Jesús le responde preguntándole qué está escrito en la ley y, en respuesta, el experto en la ley cita el mandamiento de amar a Dios y al prójimo. Luego, para justificar sus acciones, le pregunta a Jesús quién es su prójimo. En respuesta, Jesús relata la parábola del Buen Samaritano.

 

LA PARÁBOLA DEL BUEN SAMARITANO

 

La parábola narra la historia de un hombre que fue asaltado por bandidos, golpeado y dejado medio muerto al borde del camino. Tres personas pasaron por el mismo camino: un sacerdote, un levita y un samaritano. El sacerdote y el levita, a pesar de ser figuras religiosas, pasaron de largo sin ayudar al hombre herido. En contraste, el samaritano, a pesar de la enemistad histórica entre judíos y samaritanos, mostró compasión y cuidó al herido. Le curó las heridas, lo llevó a una posada y pagó por su atención médica.

 

EL MENSAJE DE LA PARÁBOLA

 


La parábola del Buen Samaritano resalta varios aspectos clave:

  • La importancia del amor al prójimo: Jesús enseña que nuestro prójimo no se limita a quienes comparten nuestra fe, cultura o nacionalidad, sino que incluye a cualquier ser humano necesitado que encontramos en nuestro camino.
  •  La crítica a la hipocresía religiosa: El sacerdote y el levita, a pesar de su posición religiosa, no mostraron compasión ni misericordia. Esto nos recuerda la importancia de vivir nuestra fe de manera auténtica y coherente.
  • La llamada a la acción: El samaritano no solo sintió compasión, sino que actuó para ayudar al herido. Jesús nos llama a no ser indiferentes ante el sufrimiento de los demás, sino a tomar medidas concretas para aliviar su dolor.

 

EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA Y LA MISERICORDIA

 

La parábola del Buen Samaritano está enraizada en la enseñanza fundamental de la Iglesia sobre la misericordia y el amor al prójimo. El Papa Francisco, en su carta encíclica "Misericordiae Vultus" (El Rostro de la Misericordia), destaca la importancia de la misericordia como un elemento central de la fe católica.¹ Él nos recuerda que "la misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia".²

 El Catecismo de la Iglesia Católica también enfatiza la importancia del mandamiento de amar al prójimo y la necesidad de practicar la misericordia. En el párrafo 2447, se afirma que "la obra de misericordia espiritual busca remediar las necesidades espirituales de nuestro prójimo".³ La parábola del Buen Samaritano ilustra claramente esta obra de misericordia espiritual al mostrar cómo cuidar del herido no solo fue una acción física, sino también espiritual.

 

LECCIONES DE LA VIDA DE LOS SANTOS

 

La vida de los santos también nos ofrece ejemplos conmovedores de la práctica de la misericordia y el amor al prójimo. Santa Teresa de Calcuta, conocida como la Madre Teresa, dedicó su vida al servicio de los más pobres entre los pobres en las calles de Calcuta, India. Su obra es un testimonio vivo de la parábola del Buen Samaritano, ya que ella y sus hermanas ayudaron a los moribundos, los abandonados y los olvidados.⁴ Santa Teresa de Calcuta es un ejemplo vivo de cómo vivir la misericordia en acción.

 En resumen, la parábola del Buen Samaritano nos enseña lecciones profundas sobre la misericordia, el amor al prójimo y la autenticidad en la fe. Esta enseñanza está respaldada por el magisterio de la Iglesia Católica y ejemplificada por la vida de los santos como la Madre Teresa de Calcuta. La parábola sigue siendo una llamada constante a la acción y una invitación a vivir la misericordia en nuestras vidas cotidianas.

 

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Notas al pie:

  1. Papa Francisco, "Misericordiae Vultus" (El Rostro de la Misericordia), 11 de abril de 2015, párrafo 9.
  2. Ibid., párrafo 10.
  3. Catecismo de la Iglesia Católica, párrafo 2447.
  4. Kathryn Spink, "Madre Teresa: Una Biografía" (HarperOne, 2011).

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