50% aire
50% agua”
Le daba muchas gracias al Señor porque así es como Él nos ve, totalmente llenos. Nosotros miramos parcialmente: unas veces nos fijamos en lo bueno de las personas o de los acontecimientos, lo valoramos, lo potenciamos; otras veces nos fijamos en lo malo, lo que no funciona, lo que damos por imposible. Pero qué pocas veces miramos a las personas y a los acontecimientos en su conjunto.
La mirada del Señor sobre nosotros es entera, nos ama como somos y como estamos. Da Su vida por ti y por mí, para que en Él encontremos la vida. Con Su muerte y Resurrección nos gana la vida eterna. Pero no algo a medias, sino totalmente. Porque el amor de Cristo es total, en él no hay partes.
En el Evangelio, cuando le vemos con los leprosos, con los enfermos, con los discípulos… siempre les mira desde el amor, que hace ver todo lo de la persona y poderlo amar.
Jesús te quiere regalar Su mirada para que no te detenga nada y puedas ver que está todo bien en tu vida. Muchas veces quitaríamos cosas de nuestra vida, tanto pasadas como presentes, y nos haríamos una vida a nuestra medida…
En cambio Jesús te dice que, aunque no entiendas lo que has vivido o lo que estás viviendo, todo está en Sus manos. Nada se escapa de Su mirada, algún día lo entenderás. Todo es para el bien de los que le aman.
Sé que esto es difícil de entender si estás pasando por un momento de sufrimiento, pero solo te puedo decir que esperes en el Señor. No desconfíes de Su amor, no des cabida a la duda. Él te ama y está a tu lado. El salmo nos dice: “Espera en el Señor, sé valiente, espera en el Señor”. Porque el vaso está técnicamente lleno.
Hoy el reto del amor es enseñar a dos personas un vaso lleno de la mitad de agua y la mitad de aire. Pregúntale: “¿Qué ves?”. Después dialoga sobre el amor que el Señor le tiene. Que mostrarles el vaso sea el trampolín para hablarles de lo que llevas en el corazón.
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