LA PESCA CON REDES... SOCIALES


En este tiempo que estamos viviendo de contingencia sanitaria debido al COVID-19, internet se ha convertido en una herramienta útil para el cultivo de la espiritualidad personal y para la proclamación del Evangelio.

Que impresionante es ver cómo de un momento a otro nuestras vidas han cambiado radicalmente, si bien es cierto, la era digital ya estaba en su apogeo, pero, la contingencia sanitaria que vivimos actualmente vino a darle un mayor auge. Todo tipo de relación cambió, ahora las familias se reúnen a través de video llamadas, las clases escolares presenciales se hicieron virtuales, y muchas personas, incluyendo de la tercera edad, tuvieron que aprender a utilizar la tecnología por necesidad, ahora las ventas son online, y sí alguien necesita algo de algún otro lugar, el supermercado, la ferretería, la tiendita etc. Con una sola llamada telefónica o un mensaje de WhatsApp, llega el señor de los mandaditos hasta la puerta de tu casa, no cabe duda que esta contingencia ha dado paso a una nueva revolución en la manera de comunicarnos y acercarnos a los demás.

El Papa Francisco dice que:

“En la era de la globalización, estamos asistiendo a un aumento de la desorientación, de la soledad... Es importante, por eso, saber dialogar, entrando también, aunque no sin discernimiento, en los ambientes creados por las nuevas tecnologías, en las redes sociales, para hacer visible una presencia, una presencia que escucha, dialoga, anima”.


Los medios de comunicación pueden ayudarnos en esta tarea de hacer visible una presencia como la describe el Papa, especialmente hoy, cuando las redes de la comunicación humana han alcanzado niveles de desarrollo inauditos.

Y precisamente, el Santo Padre es uno de los personajes con más seguidores en las redes sociales, es uno de los primeros pontífices que hace uso de esa tecnología para llevar al mundo el mensaje y la palabra de Dios.

El Papa Francisco es uno de los líderes con más influencia en Twitter, según el último estudio mundial de Twitplomacy. Sus nueve cuentas oficiales suman más de 44 millones de seguidores, con un promedio de 10,000 interacciones por mensaje.

El Santo Padre toma en serio la comunicación digital. En sus últimos discursos ha dejado en claro la importancia de estos espacios online. Estas son algunas de sus frases más destacadas respecto a la comunicación virtual:

“La comunicación contribuye a dar forma a la vocación misionera de toda la Iglesia; y las redes sociales son hoy uno de los lugares donde vivir esta vocación, redescubriendo la belleza de la fe, la belleza del encuentro con Cristo”.

En particular, Internet puede ofrecer mayores posibilidades de encuentro y de solidaridad entre todos; y esto es algo bueno, es un don de Dios.

El texto del evangelio de San Marcos 16,15. Es  muy claro, donde el Señor nos invita a todos a evangelizar, aunque pareciera que el mandato está dirigido solo a sus discípulos, es decir a aquellos hermanos que llevan una vida consagrada y religiosa, creo que Jesús también nos está llamando a ti y a mí.

¿Por qué? porque tú y yo también somos discípulos de Jesús, como laicos también estamos llamados a llevar el mensaje de salvación a todo el mundo, internet viene siendo el barco, la red es el mensaje de Dios, y los peces están en este gran océano digital.

Pero ¡aguas! El mensaje que debemos dar a través de estos medios, debe de ser evangelizador y con mucha congruencia, que sea nuestra fe católica y su sana doctrina, sin tergiversar con algunas de las corrientes ideológicas protestantes o filosóficas de la New Age.

Tenemos que tener claro nuestro objetivo y si verdaderamente queremos evangelizar, tratemos de no confundir la catequesis con la evangelización, conocer sus diferencias ayudarán a saber distinguir el tipo de mensaje que queremos dar.   

¡La tarea está sobreentendida!

El Papa Francisco nos sigue diciendo:

“El mundo de los medios de comunicación no puede ser ajeno de la preocupación por la humanidad, sino que está llamado a expresar también ternura. La red digital puede ser un lugar rico en humanidad: no una red de cables, sino de personas humanas. La neutralidad de los medios de comunicación es aparente: sólo quien comunica poniéndose en juego a sí mismo, puede representar un punto de referencia.”

Concluye con un mensaje concreto:

“Que nuestra comunicación sea aceite perfumado para el dolor y vino bueno para la alegría”.


El Papa nos invita entonces a no tener miedo a la tecnología, que con atrevimiento nos convirtamos en ciudadanos del mundo digital, así que rememos mar adentro y tiremos las redes digitales para la gran pesca milagrosa de cibernautas.



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