PARA SERVIDORES LAICOS
El elitismo es la creencia o actitud que consiste en sostener que aquellos que son considerados como la élite (un selecto grupo de personas con notables habilidades personales, riqueza, experiencia, u otros atributos distintivos) son las personas cuyas opiniones deberían ser tomadas más en serio. Este grupo de personas serían las más adecuadas para gobernar o dirigir, pues sus acciones y pensamiento serían los más constructivos. El término elitismo también puede ser utilizado para describir una situación en la cual una élite goza de privilegios o tiene más poder que el resto de los miembros de la sociedad.
El elitismo en sí, es una actitud, donde unos pocos gozan de los mejores privilegios por encima de sus compañeros; una persona que pertenezca al círculo elitista puede llegar allí por distintas causas como son la influencia, el dinero, la familia, etc. Pero también puede ser que sus cualidades personales lo distingan sobre otros. En una empresa es completamente común y corriente que los empleados compitan por ascender puestos más altos o aspirar a mejores salarios, algunos se valdrán de medios poco éticos para lograrlo, quizá adularan a sus jefes o se los ganaran por medio de “favores” y “méritos” lisonjeros, mientras que otros lograran subir sus peldaños de forma legítima como sean la responsabilidad y los resultados de un trabajo honrado. Unos y otros, llegaran a la cumbre donde gozaran de los mejores privilegios sobre el resto de los miembros de dicha sociedad.
En tiempos de nuestro Señor Jesucristo, el elitismo ya estaba presente dentro
de los pastores de aquellos días, es a saber que sacerdotes, saduceos y
fariseos, muchos de ellos, no todos, amantes de los primeros lugares y puestos
de prominencia, muchos de los cuales fueron severamente criticados y
reprendidos por nuestro Señor Jesucristo, estos últimos haciendo honor a su
nombre, pues Fariseo significa “separado” constituían una elite. Pero ¿Es
correcto que una iglesia cristiana se convierta en una institución elitista? Dicho elitismo se vería en que unos
pocos “escogidos” gocen de privilegios y puestos que otros quizá nunca tendrán.
un circulo elitista no siempre va de la mano con lo moralmente correcto, En un
nivel de iglesia (Parroquias) tendríamos miembros que a pesar de su testimonio ocupen
los mejores puestos, así tendríamos casos de coadjutores u obreros que
independientemente de su conducta, ocupen esos lugares sin merecer, pero aún más,
hablemos de aquellos que su testimonio es bueno y aceptable, pero han formado
un circulo en el que tienen solo las mejores ocasiones para participar ya sea
en eventos parroquiales, como en eventos especiales, solo estos escogidos predican,
dirigen y hasta armonizan bajo el amparo del circulo de la elite, dejando fuera
a los otros hermanos y relegándolos para ocasiones “no tan especiales”. A un
nivel litúrgico es similar, un grupo escogido y selecto ocupara los mejores
puestos y se rolaran entre ellos los mejores lugares y las mejores ocasiones
para mantener una línea que otros consiervos no podrán traspasar, por no contar
con “las aptitudes” que el servicio exige para poder estar con ellos, si
alguien que no pertenezca al club, aun siendo eficaz en su desempeño litúrgico,
pero cuenta con un bajo perfil y no hay quien “le apadrine” se verá relegado de
la elite y tendrá que conformarse con lo que tiene, sin embargo muchos de estos, los sostiene la firme convicción de solo servir a Cristo y mantienen la
esperanza limpia delante de su Señor, aunque se la pasen siempre en pequeños “puestos”
y sirva en ocasiones “no tan especiales” (Cabe aclarar que en el servicio a Dios todos los servicios son especiales) esto por supuesto beneficia a los
elitistas, pues mientras los buenos servidores mantengan el ideal de ir “a
donde el Señor los mande” sin quejarse, seguirán esperando pacientemente
durante mucho tiempo llegar a un buen servicio o apostolado, alcanzar un mejor
grado y participar en los mejores eventos hasta ahora reservados solo para los
de la elite.
Apreciable hermano en Cristo, que importante y también necesario es mantener la
visión sana, quien posee un grado alto dentro de una iglesia, no debiera
dejarse vencer por la tentación de favorecer a los suyos o los que mejor le
caen, mucho peor, REPARTIR POSICIONES CON TAL DE ACALLAR LAS VOCES INCONFORMES
con tal de que los favoritos también reciban una buena porción.
El servidor del Señor debe entender bien que la iglesia no es una monarquía,
mucho menos una aristocracia, ni siquiera una democracia, sino una teocracia,
donde Dios gobierna y donde la gloria de Dios y no la de los hombres, es lo que
verdaderamente importa. Adueñarse de la iglesia o del servicio, es robarle a
Cristo su lugar, proyectarnos a nosotros mismos o proyectar a otros es un error
grave; en la elite se vive siempre soñando en subir más arriba, sentimiento
licito por cierto, pero solo cuando se espera en la voluntad de Dios y esto no
te exime de ser tentado por la soberbia y la altivez, en la elite no se toleran
bien dos cosas: una, que ingresen allí más y mejores competidores y dos, que
otros suban arriba de ellos demasiado rápido, sobre todo si aquel ascenso
disminuye mi cuota de poder o amenaza tu puesto o tu influencia.
Esta reflexión se hace para analizarnos y motivarnos a servir mejor y de calidad, recordemos que le servimos al Señor de señores y no a los hombres, y todos daremos cuenta de nuestros actos y servicios. sin ser sensacionalista, usemos esta reflexión para una autocritica sin señalar a nadie. para profundizar más y fundamentar bíblicamente esta reflexión, te dejo la siguiente cita.
Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» Él les dijo: « ¿Qué quieren de mí?» Respondieron: «Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.» Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?» Ellos contestaron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «Pues bien, la copa que voy a beber yo, la beberán también ustedes, y serán bautizados con el mismo bautismo que voy a recibir yo; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí el concederlo; eso ha sido preparado para otros.» Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos. Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»
-Marcos 10,35-45.
CUALQUIER INTENTO DE "ELITISMO" ESPIRITUAL, ES UNA CONTRADICCIÓN
PLENA A EL TÉRMINO DE SER "CRISTIANO.....EL BUEN CRISTIANO, NO DISCRIMINA
DE NINGUNA FORMA Y BAJO NINGÚN TÉRMINO A LOS DEMÁS.
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